La petición fue de su hijo, quien sufre de una condición neurológica que le impide caminar, y el empresario e ingeniero en robótica, Jean-Louis Constanza, no descansó hasta lograr su objetivo. Tras 5 años de investigación y pruebas de un prototipo de la estructura en pacientes de diferentes clínicas de rehabilitación, nació el exoesqueleto Atalante.
Creado bajo el alero de la empresa francesa Wandercraft, este exoesqueleto logra la movilidad de tronco y piernas sin tener que utilizar las manos u otras estructuras para sujetarse, sólo un arnés en la parte superior que sirve como elemento de seguridad. Además, permite la verticalidad del cuerpo sin tanto esfuerzo, al momento de levantarse de una silla o cama.
El Atalante ya se ha vendido a decenas de hospitales en Francia, Luxemburgo y Estados Unidos, por unos 150.000 euros, pero aún no hay planes de venta para uso personal.